Inefable

Quizás este sea el problema, y es que basamos nuestra felicidad en cosas materiales, permitimos que nuestra felicidad resida en tener y tener, en que una persona sienta lo mismo que nosotros, en que seamos guapos, feos, altos o bajos...no suena realmente ingenuo?.
Y, a lo mejor los que consideran ser más felices por poseer todos estos aspectos, son los más hipócritas e infelices, pues en realidad su felicidad pende de un hilo.
Toda la historia de la humanidad en busca de la felicidad, realizando estudios y demostraciones, encuestas y comparaciones... Una felicidad cuyo paradero se encontraba en la posesión, en el amor correspondido, en llegar a ser un prototipo perfecto inventado por la sociedad, una felicidad que residía en los demás ¿y si todo esto no es tan complicado? ¿ y si simplemente la felicidad estuviera dentro de nosotros mismos?...
Hay un principio del judaísmo, el llamado "tikún olam" que sostiene la idea de que el mundo se ha hecho pedazos y todos tenemos el deber de encontrarlos y volver a ponerlos en su sitio. Pero tal vez nosotros seamos los pedazos, tal vez la clave esté en encontrarnos a nosotros mismos.
Podemos recorrer, inocentes, el mundo entero en busca de algo que en realidad está en nuestro propio ser, en ser nosotros mismos con nuestras virtudes y nuestros defectos que crean un equilibrio que nos hace únicos y especiales.
Ser feliz es quererse a uno mismo y aprender a querer a los demás; es admirar las cosas por su sencillez, por su propia existencia. Y, simplemente, ajustar nuestras expectativas, nuestros sueños para poder cumplirlos, para que, cuando menos nos demos cuenta, la tengamos al alcance de nuestras propias manos.